Se recuerda en la fecha un nuevo aniversario del natalicio de Francisco Solano López; nació en Manorá, Asunción el 24 de julio de 1827. Fue el primero de los cinco hijos legítimos de Don Carlos Antonio López y doña Juana Carrillo. Realizó sus primeros estudios con el maestro argentino Juan Pedro Escalada y, más tarde, con el jesuita Bernardo Parés. En 1853 fue nombrado embajador del Paraguay e hizo contactos en los países europeos de Reino Unido, Francia, Prusia, España y Piamonte-Cerdeña con el objetivo de obtener el reconocimiento de la independencia paraguaya por parte de esos países, además de comprar armas, barcos y blindajes para el ejército. En su estadía en París conoció a Elisa Alicia Lynch, una irlandesa que se convirtió en esposa y madre de sus hijos reconocidos, pues tenía tres hijos naturales con la pilarense Juana Pesoa. A su regreso en 1854, trajo consigo mucho armamento y un buque de guerra, el Tacuarí, adquirido al Reino Unido. En 1859 sería el nexo entre Justo José de Urquiza y Bartolomé Mitre a la hora de pactar el tratado de San José de Flores, que introdujo a Buenos Aires en la Constitución Nacional Argentina e hizo muy buenos lazos de amistad con el general de Entre Ríos.
A la muerte de su padre Don Carlos Antonio López, fue propuesto como presidente en el año 1862. Esto le permitió llegar a la presidencia junto a la comandancia militar de las fuerzas del Paraguay durante la Guerra de la Triple Alianza. En un efusivo discurso al asumir dijo que «la nación debe romper su relativo aislamiento y hacer que la voz del Paraguay fuera oída». Sus primeros años como presidente impulsó al Paraguay a la modernidad, extendió las vías férreas, fundó escuelas, oficinas públicas, oratorios, abasteció al pueblo y al ejército. Reestructuró el país por completo. Fue presidente de la República del Paraguay entre 1862 y 1870. Se desempeñó como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, presidente y jefe supremo de la nación paraguaya durante la Guerra de la Triple Alianza. Sucedió a su padre Carlos Antonio López como presidente, El mariscal Francisco Solano López goza hoy en Paraguay de la más alta popularidad por ser uno de sus más significativos héroes nacionales. Su última frase antes de ser ultimado con un tiro en el pecho fue: «¡Muero con mi Patria!», pues pensaba que a su muerte el Paraguay desaparecería como nación y que su territorio sería repartido entre la Argentina y el Brasil.
Sus restos descansan en el Panteón de los Héroes de Asunción del Paraguay.